Desde pequeñita siempre he pensado que, si se juntasen los tres grandes movimientos artísticos y culturales: música, danza y literatura, llegaríamos al clímax. Cual gratificante fue mi sorpresa, cuando de chiquitita mis padres me llevaron a la ópera.

viernes, 18 de julio de 2014

Mi dulce bailarina.


Estaba tan impaciente por que diesen las dos que no paraba de moderse el labio inferior hasta dejarselo prácticamente en carne viva y es que la paciencia no era precisamente su virtud.

- ¡Venga! Quince minutos... - Dijo entre dientes, mientras se disponia a hacer unos estiramientos, cualquier cosa con tal de no quedarse quieta.

Lo tenia todo preparado para el número, normalmente lo repetia todos los días a la misma hora, pero esta vez era especial el público iba a ser mayor, era algo importante.

- Si lo hago bien puede me concedan el derecho a obras y bailes más complejos. - Se dijo a si misma mientras repetia, una y otra vez, los estiramientos.

El baile había sido siempre su pasión desde que prácticamente tiene uso de razón, soñaba con bailar en los grandes ballettes, ser la protagonista del Cascanueces, ver mundo... Mundo precisamente era lo que menos veia, desde que era pequeña se había pasado toda su vida en ese auditorio; ensayando.
¡Tick, tock! ¡Ding!
¡Las dos! Ya era la hora, a tomar posiciones, tres, dos, uno... Se alzó el telon, una leve luz alumbraba el escenario, era ténue y cálida,desde su posición podía oir el murmullo de la multitud y algunos comentarios:

- ¡Qué bonita es!.
- ¡Oh es impresionante!
- Tiene buena pinta...

Intento evitarlo pero no pudo dejar escapar una leve sonrisa, ante la admiracíon de su público.

- Esperemos que esta vez salga todo bien. - Se dijo a sí misma.

De pronto comenzaron a sonar las primeras notas del primer movimiento del concierto para piano de Grieg, eran los tímbales y el piano, tenia que aguantar quieta hasta que sonase el fagot y... ¡Sonó! La música fluia por su cuerpo con total armonía y no perdía detalle del compas, era eterea, la imagen mas pura de belleza descrita en movimiento. Hubo un silencio absoluto en los nueve minutos que duraba al ecto y ya, cuando la última nota dictó la sentencía del fin, el público enloqueció.

- ¡Es impresionante!
- ¡Qué bien se mueve, que fluidez!
- ¡Que afortunados sois que la podeis ver siempre que queraís! - Decían algunos.
- Ya me gustaria a mi tener a una igual. - Decian otros.

No pudo evitar sonrojarse y sonreir, sonreir mucho, había sido una gran actuación, esta vez todo le iba a salir bien.
- Bueno, ¿Nos vamos?
- Si, yo creo que ya es hora, muy bonito de verdad, muy bonito.
- Si es tarde y hemos quedado, bueno hasta luego.

Al ver que su única oportunidad de aspirar a algo más se escapaba, se derrumbó.

- Peor... Pero.. ¡¿Y yo qué?! - Gritó desesperada con el fin de que alguien le hiciese caso pero era inutil, nadie reparaba en ella, parecía invisible.

- ¿No decís que ha sido perfecto? ¿No decís que ha sido hermoso? - Dijo entre sollozos.

- No podeís hacerme esto ¡NO, NO, NO! - Se derrumbo totalmente y se hundió en un mar de lágrimas.
Las luces se apagaron y el telón cayó dando paso a la oscuridad, sus sueños se rompieron en mil pedazos ya todo daba igual, jamás saldria de ese pequeño auditorio, pero no es su culpa...
Jamás sera culpa suya ser una bailarina de cristal.


A.

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