Una vuelta, todo empieza con una vuelta a la que sigue otra y así hasta
el infinito. A veces me quedo muy quieta, conteniendo la respiración,
por si el sueño llama a mi puerta pero nada, nunca llega y así no hay
quien duerma, y no me extraña que no aparezca, la noche es traicionera,
sube baja, te mira, se contonea, te envuelve en su sensualidad, espera
el momento para atacar, para ahogarte, comerte las entrañas como un ave
carroñera hasta que ni un ápice de aliento puedas echar.
Y por
mucho que luches, por mucho que te resistas nada cambiará pues, la noche
es un laberinto del que no está garantizado despertar.
A.
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