Desde pequeñita siempre he pensado que, si se juntasen los tres grandes movimientos artísticos y culturales: música, danza y literatura, llegaríamos al clímax. Cual gratificante fue mi sorpresa, cuando de chiquitita mis padres me llevaron a la ópera.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Ojos de cuervo

Era una noche calurosa de verano, de esas noches que los pajaros duermen acurrucados en las ramas de los arboles unos con otros, volando entre los sueños. Pese al calor, la brisa fresca, se colaba por entre los arboles, acaraciando las hojas de estos y moviendo las ramas, perezosas de todo moviemiento por el calor. Si prestabas atención, podias sentir al profundo bosque aletargado en la oscuridad de la noche, como si las estrellas y el mismo cielo fuesen un manto negro de perlas que lo arropase. El aire se notaba pesado, la respiración era costosa, era como respirar vapor, los pulmones se sentían pesados como el plomo por cada bocanada de aire menos mal que de vez en cuando la fresca brisa se dejaba aparecer. El pueblo parecía desierto, no se oia un alama en las calles, tan solo, de vez en cuando las pisadas furtivas de algún gato de cacería, aunque poco se podía cazar en una noche como aquella. Las ventanas de las casas estaban abiertas, era la única forma de ventilar las viviendas y aunque no sirviera de mucho, el mero hecho de tenerlas abiertas hacía aquella noche mas llevadera.
Los niños dormían placidamente en sus respectivas camas, muertos de calor de vez en cuando la brisa entraba en la habitación pero aun así era imposible moverse aquella noche. De pronto el la pesadez del ambiente se acentuo, era como si el aire fuese plomo, e impedia cualquier tipo de movimiento, una pereza infinita invadía a cada individuo, perezosos imposibles de ningún tipo de estimulo, gesto o movimiento mas que el de su propia respiración. Se dejaban hundir en la sábanas y el colchón, haciendo un esfuerzo inmesurado por conciliar el sueño, pero era imposible, así mismo, tampoco podían abirir los parpados, el ambiente era tan pesado que no se lo permitia. Estaban inmoviles, todos.
A lo lejos, entre la espesura del bosque, se oyó el aullido de un lobo, al que sus compañeros caninos decidieron imitar, formando, un inmeson coro de aullidos de distintas intensidades. Un niebla comenzó a cubrir el frondoso bosque, la brisa ya no corría, los pajaros estaban quietos en las ramas, expectantes, como si fuesen el publico de una obra de culla trama no se puede esperar mas que suspense, tragedia y muerte.
La niebla avanzaba veloz hacia el pueblo, en pocos minutos ya había cubierto mas de la mitad del bosque y solo le quedaban unos pocos kilometros para alcanzar al pueblo. Conforme la niebla se acercaba la sensación de pesadez aumentaba consideradamente, cada ves costaba mas respirar, aunque, a pesar de estar sometidos a tal sensación de agonía, los habitantes del pueblo parecían no ser conscientes de todo aquello, su cuerpo sufria las consecuencias pero su mente parecía agena a todo eso.
La niebla, finalmente entro por el pueblo y se hizo el mayor de los silencios. No se oia nada, los gatos habían dejado la cacería y ya no se les oía luchar contra los ratones, ahora la niebla era dueña del pueblo.
Se paseaba graciosa y al mismo tiempo majestuosa,  por las calles, inundaba la plaza y la fuente, creando un espeluznante espectaculo. Empezó a elevarse poco a poco, hasta que alcanzo la ventana del cuarto de una casa, donde dormía un niño de unos nueve años, inundo el habitaculo, hasta que no quedo rastro de ella en el resto del pueblo, aunque todavia se podia sentir su presencia.
La habitacíon del pequeño, quedo sumergida en la mas honda espesura, y el aire ya no era aire, era mas que pesado que el plomo, que cualquier metal existente, no se podía casi respirar y menos moverse. De entre la espesura, se podia ver una figura alta y delgada pero se veía tan borrosa que no se podía saber exactamente que era. La extraña sombra se inclino sobre la cabecera de la cama, entonces el niño abrio los ojos, como si de repente toda aquella pesadez se huebiese disuelto y pudo ver con perfecta claridad una tez palida como y unos horribles ojos rojos que lo miraban. No aguanto mucho mas y se desvaneció con ese recuerdo. el de unos grandes ojos rojos que lo miraban, con un malevolo juvilo.
La luna brillaba, y los lobos retomaron sus canticos, no cesaron en toda la noche, como festejando un glorioso dia de caza.

A la mañana siguiente el pueblo desperto, quejandose del calor de la noche,dispuestos a poner una queja al alcalde del pueblo para que acondicionase alguna zona para refrescarse las noches de tanto calor , sin embargo, nadíe se atrevio a preguntar a la familia de la plaza donde se había metido su tercer hijo, porque, en el fondo, todos lo sabían.

martes, 24 de mayo de 2011

The new age

El sol ya se atrevia a asomar sus timidos rayos por entre las copas de los árboles, iluminando el bosque a su paso, cada rayo de luminoso era como una suave caricia que animaba al bosque a despertar. El viento que soplaba movía lentamente la hierba y las hojas,  animandolas despertar y observar ese hermoso día primaveral, la primavera había llegado, el bosque tenía que estar contento.
Los pajaros volaban juguetones entre los rayos del sol,  dandole la vienvenida a la primavera, es tiempo de alegría ¡Hay que estar contento! 
Las ardillas buscaban frutos secos y jugaban y los dejaban en la pradera, acurrucadas entre ellas bañadas en la calida sensacion del sol. Los ciervos, festejaban la llegada de la primavera con bailes y luchas haciendo honor a sus ancestros, los conejos, escarbaban en la hierba en busca de alguna joven flor, pero todabía se sentian timidas y no se atrevían a mostrar su belleza ante los ojos de las criaturas del bosque.
Todo eran risas y felicidad, la primavera llegaba, la hermosa primavera se hacercaba ¡Festejemoslo!

Mientras todo eran risas, en lo ondo del bosque, en lo mas profundo del bosque, donde los rayos del sol no llegaban por la espesura de los árboles, donde no se oian risas, ni canticos, ni había el mas minimo indicio de que allí fuera a florecer nada, un hombre, descansaba a los pies de un arbol, acurrucado como un niño.
Tenía los brazos en cruz, apoyados el uno sobre el otro, de costado y las piernas flexionadas con hondas heridas en los muslos. Una especie de lanza le atravesaba la espalda, perforandole el pulmón izquierdo, se undía en la húmeda tierra.
A lo alto de la madera, se podía distinguir con toda claridad un ave imperial, brillante, posada sobre el el punto mas alto del mastil, con las alas desplegadas imponiendo la nueva era que se avecinaba.
La sombra del gigante celestial se reflejaba en el tronco del arbol, el joven, ya muerto lo sabia, el arbol lo sabia, la tierra lo sabía.
Al pobre arbol se le escapo una lagrima al sentir en sus raices al joven, con esto todo quedó confirmado.

El águila echo a volar y a su sombra, se extendia uno de los Imperios mas poderosos que jamás había visto antes el mundo.




sábado, 14 de mayo de 2011

Un noble Caballero

La batalla estaba teniendo lugar en el Pico Óvera, pasando las colinas se podia observar esa daga que llamaba a la muerte como un niño a su madre. A lo alto del Pico, se podía observar una cueva negra, oscura fruto de los multiples desprendimientos de Pico, que sin duda, en un pasado fue una hermosa montaña.
La sangre manchaba las paredes de la cueva y las pequeñas gotas se aferraban al musgo como pequeñas perlas rojas, brillantes y explendidas, nadie se podia imaginar el dolor que traían esas joyas. Al fondo de la caverna, dos figuras una tendida sobre la otra, la mas pequeña parecia dolerse del brazo izquierdo mientras que la otra, mas grande enorme, casi tan grande como la misma cueva, estaba tendida en el frío suelo, inmóvil. Un rayo de luz atraveso una de las grietas de la caverna e ilumino el bello rostro de Sir. Calafón, justiciero y cazador de dragones, tenía ante el, al último dragon. Preparado para brindarle el honor de pasear con la muerte. Espada en mano, undiendola en el pecho del reptil mientras este se retorcía de dolor y agonía. Sir. Calafón se tomo su tiempo antes de sacar la espada del pecho del animal, quería regocijarse un poco con su dolor, mientras el dragon entre gritos sordos de dolor y tristeza, suplicaba a la muerte que llegará, pero esta no aparecía, solo el dolor. Por fin el matador de dragones saco la espada, saboreando la fama que le traería haber matado al último de los dragones y, por supuesto, los ojos almendrados de la joven princesa clavados en los suyos, ya podía sentir el suave tacto de sus labios con los suyos. ¡Si definitivamente este era su dia!
Una vez hubo matado al dragon le arabco una escama para demostrar su proeza, y partio a palacio, la tradicion mandaba esperar un dia despues de matar a un dragon, para dejar que el espiritu de este se esconda entre las rocas y muestre los tesoros que esconde, las joyas, el oro, demostrando así que no es mas que un ser inferior y repugnante.

Esto mandaba la tadicion humana, pero no era así. No era cierto, los dragones nunca habían perseguido el oro y el dinero ¿De que les servia? ¿Para que esconderselo a los humanos? No tenía sentido. Y allí en mitad de la cueva se hayaba el cuerpo del último de los guardianes de la Tierra, el Mar y el Cielo. El último Dragón. 
La sangre manaba de su pecho como un torrente de agua fresca, era plateada limpia y pura. Trató de levantarse, pero no podía, habia llegado su hora y lo peor es que era una hora lenta y dolora. No entendía por porque habían acabado así, no lo entendía, no entendía porque esas criaturas, los humanos, les daban caza si ellos les habían cuidado y protegido como a niños, tiempo a tras. Parece que no se acuerdan de aquella época. Los dragones, encargados de mantener el el quilibrio en la tierra, habían sido masacrados por los humanos, ¿Ahora que quedaba? ¿Que pasaría con el mundo? El dolor que le producía pensar en esto era mas grande que el de la herida del pecho, el Dragón estaba triste, el bosque cantaba una canción de lamento al son del viento, el bosque estaba triste, el viento estaba triste, el mundo estaba triste, no querían ver partir al último Caballero de la Tierra y menos, después de haber sido humillado tan injustamente...
El Dragón oia al bosque y mientras escuchaba su canción, no pudo evitar dejar escapar dos lagrimas transparentes como el aire, que rodaron por su rostro mientras lo abrazaban en consuelo.
Era curioso que en una noche tan triste habria tantas estrellas y tan brillantes, era una noche como ninguna hermosa, bella, alegre... No era un dia alegre. El Dragón, con un último esfuerzo, giró su cabeza hacia la entrada de la cueva para contemplar por utlima vez ese hermoso mundo que el había visto nacer, que el había criado, que el había amado. No pudo evitar sonreir al ver aquella noche estrellada, al ver a sus hermanos, esos dragones muertos estaban ahí arriba esperandolo en forma de estrella, todos y cada uno de ellos aguardaban felices su llegada. Unas lagrimas de juvilo se escaparon ellas muy traviesas por los ojos del Dragón, por fin volvería con ellos, por fin les vería, por fin sería libre. Y no aguardó mas, se dejo morir, allí mismo, en la cueva que lo había asesinado.
El bosque emitio un lamento y las copas de los arboles se agitaron violentamente, el mar rugía y los pajaro emprendieron el vuelo en estampida al rededor del Pico Óvera. No querían que nadie olvidara nunca el ascenso a las estrellas del último Dragón.
El Dragón cerro los ojos y sintio una calor por todo el cuerpo, un calor agradable, que lo envolvia y lo protegia su espiritu estaba ya en las estrellas, ya no había dolor, ya no había miedo, se había ganado su estrella ahora no tenia porque temer a los humanos, podía hacer lo que quisiese sin miedo a una espada, por fin estaba vivo. La muerte fue su billete a la vida. 
Las millones de estrellas que cubren el cielo, todas ellas ya son capaces de buscar un lugar mejor ya han crecido, y se han convertido, en los Guardianes del Universo, dejando como legado la Tierra a los humanos.
El Dragón no le guarda rencor a los hombres, les deja la tarea de cuidar la Tierra.
El último Dragón era un noble Caballero.

jueves, 21 de abril de 2011

Caballería Medieval

Digamos que llevo mucho tiempo intentado escribir un texto, en el cual explique todos los nudos y caminos de la caballería medieval. Al parecer hoy es el gran día. Explicare el origen de la caballeria medieval, así pue como el significado de caballero, las distintas especies de caballos que se usaban, el porque y como ha afectado esto a las razas en la actualidad. Tambien tengo la intención de desmentir ciertos topicos, bueno y ya poco mas que añadir, espero que este texto sea de su agrado y si alguien esta en desacuerdo con mi opinion que me lo comente para tenerlo en cuenta en futuros textos, y ya sin mas preámbulos, comenzamos.


La Caballería Medieval

La Caballería esta ligada a la historia de los guerreros a caballo, especialmente en Francia de finales del siglo X, los caballeros se convirtieron en el cuerpo militar mas importante frente a la infantería común, como es obvio, solo ellos poseían el necesario entrenamiento, la destreza, la riqueza y el poder suficiente para desarrollar su forma de combate. Al principio no había mucha caballería en los ejercitos, se puede decir que la caballeria se utilizaba en el último momento para garantizar la victoria, más adelante, dentro del propio ejercito, se crearía el ejercito de caballería, compuesto por cinco filas de ocho o doce caballeros. 

La disposición en las filas de Caballería no tiene nada que ver, con la disposición a la que nos tienen acostumbrados en las peliculas. En las peliculas podemos observar como los caballeros se alinean en fila todos, uno tras otro y tambien como la cabeza del caballo de la fila anterior, esta sobre la grupa del caballo de la fila delantera, casi rozando con los ollares al caballero de delante. 
Esta disposición es totalmente falsa. Por una parte no respeta las medidas de seguridad, un caballo en la guerra se siente asustado como cabe de esperar y al estar tan cerca de demas animales junto con la tensíon, puede probocar que el caballo se altere, iendose de caña, o botando. No se puede permitir tal comportamiento porque hecharia a perder toda la estrategia y la batalla. Hay otro factor mas importante, las armas. A la hora de combatir es muy posible que se llebasen por delante a otro compañero.
La disposición era la siguiente:

Se colocaban como en un tablero de ajedrez, dejando hueco entre ellos, la segunda fila se colocaba en el hueco que habia dejado la primera y así sucesivamente. De esta forma, había cierta distancia entre los caballos y los caballeros, además, a la hora de luchar era mucho mejor, la primera fila atacaba de lleno dejando paso a las otras filas, y así se abrían camino.

Otro tema son las razas de caballos utilizadas para cada hambito del ejercito de Caballería.

Caballería pesada: Para esto se utilizaban Percherones, el Percherón es una raza de carga, basicamente, no se montaba solo se usaba para transportar armamento. En cambio el Frisón si que se montaba, destinado a la caballería pesada por su fuerza, rapidez e intimidación. Es una raza Holandesa, es negro completamente y era caballo de nobles, por su belleza y elegancia. 

Frisón





Percherón



Caballería ligera: Eran arqueros basicament, tenia que ser una caballería rapida, para ello usaban caballos árabes, al ser esta la raza mas veloz con diferencia, por no hablar de lo resistente que era.



Árabe



Caballería media: Como bien indica el nombre, la caballería media buscaba el término medio entre la pesada y la ligera. Un caballo que no fuese tosco, pero tampoco frágil y fuerte a la vez. Las razas mas destacas son, la española, napolitana y lipizzana. Caracterizadas por la altura de los caballos, aguante y obediencia, especialmente los lipizzanos de Eslovenia. Eran esbeltos y nobles.


Lipizzano




Español





Napolitano




Al principio la doma era muy básica. Se enseñaba al jinete a montar y posteriormente a combatir

domingo, 10 de abril de 2011

En el Bosque

La música sonaba jocosa en la taberna del viejo Poncho Ervadillo , las notas saltaban de mesa en mesa, divertidas y traviesas, jugando entre los sombreros de los caballeros y levantando las faldas de las mujeres. De vez en cuando, se escondían tras la nuca de algún despistado y de pronto.... ¡ZAS! Sonaban con una mayor intensidad haciendo que el pobre hombre tirase toda la bebida sobre el escote de la camarera. De mientras, en la tarima, los músicos trataban de domar a las desobedientes notas pero daba lo mismo, no se sabia que era peor, que las notas anduviesen solas por sus anchas en toda la posada o que los músicos las guiasen a sus trastadas personales. En fin en la taberna del viejo Ervadillo siempre había ambiente y buena música garantizada.

A todo esto el alma de la fiesta era, como no el grandísimo Mico el violinista, tenia unos dedos de araña como bien decía la vieja Esia la Cortadora, el chaval era todo un artista con el violín, interpretaba unos solos que a todos se les caía la baba dentro de cerveza, cuando el tocaba, el barullo del bar enmudecía, hasta las peleas de hombres y mujeres motivados por la música descansaban, para atender al sonido del violín de Mico. Mico era alto, delgado y de rostro casi inexpresivo, era un chaval reservado, tímido y poco hablador, apenas se relacionaba con nadie del pueblo, no conocía a casi nadie y en cambio todo el mundo creía conocerle a el. Intentaba pasar desapercibido entre la gente pero al parecer no lo lograba, todo el mundo sabía quien era, al parecer caía bien a la gente sin tan siquiera mediar palabra ni con la mitad del pueblo. Nadie sabia que era exactamente, pero todos sentían que ese joven tenía algo especial. Las señoras le trataban como a su nieto predilecto y la mayoría de las mozas, se pegaban por intentar hablar con el. Pero Mico era ageno a todo esto. El no se enteraba de nada del mundo exterior.
Mico estaba terminando su pieza, la ovación fue debastadora:

- ¡Bravó!
- ¡Estupendo! Si es que este joven tiene un talento... - Decía la vieja Mariela entre lágrimas de emoción.
- Es realmente increíble, ¿Dará clases?
- ¡Podríamos preguntarle! - Les susurraban llenas de emoción las gemelas Vientos a sus amigas.
- Si por lo menos nos hablase ...- Se lamentaba Lionilda y las demás suspiraron con esperanza.

Pero no habló. Mico esperó a que los aplausos cesasen para terminar de saludar e irse con el resto del grupo.

-¡Cachis! - Las mozas salieron del bar desilusionadas con la esperanza de que, al día siguiente tendrían una nueva oportunidad.

Después de cada actuación, era tradición irse a la casa de Tramanduro, el guitarrista, fundador y cabecilla del grupo, a tomarse unas cañas y charlar tranquilamente sin mozas con hormonas revolucionadas, ni borrachos que aguantar. Sin duda, ese era el mejor momento del día para Mico, apoyar el violín en el sofá, recostarse en el, sacar unas cervezas y charlar con sus amigos, sus cinco y únicos amigos, a media noche, mientras la luna brillaba como una Diosa protectora sobre el bosque y hacía destacar cada rama, cada hoja, cada sombra. Sin duda no cambiaba ese momento ni por todo el oro del mundo.

sábado, 9 de abril de 2011

Historias de los habitantes de Alguares.

Ya eran las doce del mediodía en Alguares, un pequeño pueblo de costa, cerca de Galicia. Los rayos se colaban como hábiles y escurridizas lagartijas entre los encajes de las cortinas del salón, y como si fuesen un manto de polvo dorador, se dejaban posar descaradamente, en los rizos de Claudia, su pelo ya de por si dorado, adquiría un tono tan hermoso que ni el oro Azteca podía competir con ella. Claudia estaba sentada en una pequeña silla de mimbre, enfrente de la ventana, sus ojos cristalinos estaban clavados en el mar, en el intenso mar que se observaba perfectamente desde la ventana. Cargado de fuerza y de majestuosidad, enfurecido, valiente y hermoso, el mar siempre le había parecido el lugar mas hermoso del planeta. De noche soñaba con escaparse de la casa, salir por la ventana y sumergirse en las profundidades del mar, dejar que la corriente la arrastrase hasta el fondo y luego, que la impulsase de nuevo hacia la superficie, y así sucesivamente, como si estuviese en una montaña rusa. Que pena que no sepa nadar, ni andar, ni hablar, nunca asentido el agua rozar sus dedos, ni la brisa fresca del mar acariciarle la cara, nunca, tampoco puede moverse de esa silla de mimbre, su único consuelo es esa ventana siempre disponible, y verlo y soñar con el. En fin, es lo que tiene ser una muñeca ¿No?

lunes, 4 de abril de 2011

- Los años pesan, ya no es lo mismo de antes... He librado las mayores batallas, he visto ha la muerte tendiendome la mano, a cada segundo, a cada milésima... He sentido el calor de la sangre corriendo entre mis dedos mientras empuñaba mi arma. Mi arma, mi fiel amiga y compañera jé, ella nunca se cansa de repetirme todos los dias lo gratificante que me resulta este trabajo, puede que sea la única llore mi perdida... Jajajaja no se de que me lamento, nací para esto, me viene de familia, lo llevo en la sangre, he vivido como un perro toda mi vida y si señores este viejo perro bien orgulloso que está. Mi vida nunca ha valido nada, bueno es lo que ahí que pagar por ser un mercenario, jé pero he disfrutado, he tenido a las mujeres mas hermosas del planeta entre mis brazos, he degustado los manjares mas exquisitos y todo por apretar el gatillo de mi hermosa amiga. Hay quienes dicen que soy un asesino, jé me rio yo de ellos ¿Acaso no he matado a mis propios semejantes? Mercenarios sedientos de joyas, dinero y gloria, ¡A esos he matado! A los mismos que me han matado a mi... Jajajaja esos malditos perros han logrado su objetivo y les felicito ¡Bravo! Habeis cazado al cazador, ni yo mismo lo habría hecho mejor, pero, ¿Sabeís una cosa endebles chuchos? Yo empecé este oficio como un perro sarnoso, obediente, esperando a que sonase la campana para degustar una nueva victoria, jajajajajaja.... A diferencia de vosotros, yo moriré como un lobo ¡Jajajajajajaja!....


jueves, 31 de marzo de 2011

Nunca le había gustado viajar en tren. La horas pasaban tan lentamente que se podían permitir el lujo de sentarse a charlar con aburridos pasajeros, los asientos, siempre tan incómodos no podías permitirte el lujo de dormir no sin asegurarte que, después del sueño tendrías unos dolores de espalda bastante potentes, pero no había forma, siempre te dormías. A todo ello, había que añadir el olor a papel mojado de los vagones, que, sin ninguna duda era debido a la acumulación de periódicos que se escondían debajo de los asientos y, que en mas de una ocasión, algún viajero en desesperación a tan fatídico lugar, había escurrido su mano, con el mayor disimulo posible, debajo del asiento, y había sacado un periódico de 1983 con el fin de intentar sobrellevar el viaje. Si definitivamente odiaba viajar en tren.
Estaba sentado en uno de los últimos vagones, a la hora de coger el tren era donde menos gente solía haber, además los últimos vagones casi siempre estaban practicamente vacíos, el mero echo de pensar en tener que compartir tal agonía con alguien le resultaba sobrecogedor. Miro el reloj, ya había pasado hora y media desde que el tren salió de la estación, tenia que estar apunto de llegar. Se giró hacia la ventana, era una tarde muy hermosa, se veían los picos de los montes bañados en el inmenso sol que, de vez en cuando asomaba entre las nubes, se veía como la brisa acariciaba suavemente a los arboles como si intentara despertar les, parecían levantarse de una inmensa siesta. Entonces se fijó en unos ojos castaños que se veían reflejados en el cristal, eran castaños bastante oscuros además, tan oscuros que no a veces costaba distinguir el iris de la pupila, por extraño que pareciese siempre le habían gustado esos ojos oscuros le parecían realmente hermosos como ningunos. Los ojos los envolvía una rostro mas bien pálido, pero lleno de vida se podía decir que era un pálido hermoso, con matices rosados en las mejillas y la nariz y, sin ninguna duda en aquel rostro tan pálido, destacaban como no, unos labios carnosos, rosas y hermosos, unos labios de escanda lo que cualquier mujer mataría por tener. Curiosamente era lo que menos le gustaba de su cuerpo. La vista comenzó a empañarse le, saco del bolsillo interior de su chaqueta unas gafas pequeñas y cuadradas, negras, que se le engancharon en el pelo que caía al rededor de sus hombros. Una vez puestas volvió a concentrarse en aquel personaje del cristal. Esta vez se fijó en su pelo, largo, de color pajizo y despeinado, siempre despeinado era imposible peinar ese pelo, hacía años que había desistido.
Entre que seguía absorto en aquel reflejo se dio cuenta que el tren ya hacia rato que había parado, si y era su estación, rápidamente cogió sus cosas, el maletín los ficheros y la guitarra, ¡Y la maleta! Por poco se le olvida la maleta.
Salio del vagón apenas podía andar entre tantas cosas que llevaba y la multitud que le empujaba, se sentía perdido, hasta que de pronto, una mano lo arrastro fuera de ese hormiguero y, dio de lleno con unos ojos castaños, oscuros, tan oscuros como los suyos y una melena tan desordenada como la suya. De entre la oscuridad de esos ojos, empezaron a asomar tímidamente unas lagrimas que corrían por sus mejillas, y los cristales de las gafas se le empañaron, a ella le pasó lo mismo, se fundieron en un fuerte abrazo, tiro todo al suelo sin importarle nada, solo tenía ganas de abrazar la a ella, las lágrimas que antes salían tímidas ahora habían perdido la vergüenza y salían en estampida de ambos ojos. La beso fuertemente en la mejilla mientras ella, entre sollozos de alegría, le susurraba:
- Te quiero hermanito.

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El piso quedaba en medio de la ciudad, en una zona mas marginal que otra cosa, los coches circulaban no solo por el asfalto si no tambíen por la acera, entre los peatones asi que no quedaba otra que andar esquivando a los coches, las bicicletas, las motos y alguna que otra señora con un carrito que te amenzaba con un bolsazo si no la dejabas pasar, definitivamente odiaba la ciudad.
No soportaba el ruido de los coches, el humo que hinalaba por cada bocanada de aire, era nauseabundo, como si un sin fin de granitos de arroz se colasen en sus pulmones y le impidieran dar la bienvenida al oxigeno, luego estaba la gente... No tenias sitio para andar, encima siempre parecian agobiados o con prisas y por si fuera poco, entre tanta aglomeración, si le rozabas a uno con el codo se ponia como un basilisco amenazandote con llevarte ante los tribunales si no le comprabas el movil que "por culpa de tu torpeza" se le habia caido en el refresco. Eso si, curiosamente todos los moviles accidentados eran antidiluvianos... Definitivamente no entendía como la gente se sentía mas comoda en semejante sitio, si fuese por el nunca habría vuelto a la ciudad. Pero, esta era una situación especial, ella le había llamado y a eso no podía negarse, su pido era pequeño y desordenado, no era sucio pero si que mantenia un perfecto desorden en todo el piso. Había jerseis de punto tirados en  el suelo de la cocina, desilachados, al parecer llebaban ahi tanto tiempo que se habian convertido en la cuna del gato. La cocina tenia platos mezclados con champus y legía, un poco de desorden no importaba pero estaba claro que un día su hermana confundiria la legía con la leche, mas le valía poner eso en su sitio antes de que fuese tarde y para mas inri los pomos de las puertas estaban cubiertas con calcetines. Bueno, en verdad eso no le molestaba, le producia cierto cariño y nostalgia, era una costumbre que su hermana tenía desde pequeñita, ponía calcetines en los pomos cuando queria esconderse de alguien, segun ella nadie se atreberia ha abrir una puerta con calcetines usados en los pomos, por el olor, por que is, los calcetines eran usados, por lo menos ahora parecía que los ponía limpios, algo era algo.